EL ESCRITOR COMPULSIVO

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El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

EL CINE DE TERROR EN LA DECADA DE LOS SETENTA.

El cine de terror en la década de los setenta.
Esta década, que paso a comentar a continuación, ha resultado decisiva para la transición de un cine de terror más tradicional, al que vivimos en la actualidad, repleto de efectos especiales e irremediablamente orientado hacia el 3D.
Tras la corriente expresionista que se adueño de las películas de horror de los años veinte, y la primera edad de oro del género durante la década de los treinta, (con el ciclo de la Universal), se produjo una profunda decadencia en las dos décadas siguientes.
En la década de los cuarenta, el cine negro y el de las parodias de los iconos del cine de terror de los cómicos Abott y Costello, se apodero de las salas de cine. Mientras que en la década de los cincuenta, predominaron las películas de ciencia ficción de serie B, cuyos argumentos estaban inspirados en el temor que se vivía en el mundo durante la fase más crítica de la guerra fría a que se desencadenase un enfrentamiento nuclear entre las dos grandes potencias: Los Estados Unidos y la Unión Soviética, (en muchas de estas películas, los rivales de los protagonistas eran los extraterrestres, a los que se comparaba con los rusos).
La década de los sesenta tampoco significo un gran cambio y el género del horror cinematográfico continuó hibernando aunque, eso sí, fue desperezándose progresivamente. Lo más digno de reseñar fueron dos obras maestras de Alfred Hitchcock, (“Psicosis” y “Los pájaros”), y el ciclo de Roger Corman sobre los relatos de Edgard Allan Poe. Sin embargo, fue un año distinguido por las revoluciones y los cambios sociopolíticos en todo el mundo, 1968, el que también arrojó dos películas tremendamente exitosas que, a pesar de contar con dos estilos muy diferentes, sirvieron de antesala a las magnificas producciones de la década de los setenta. “La semilla del diablo”, de Roman Polanski, y “La noche de los muertos vivientes”, de George A.Romero.
1972 fue el año de “El otro”, de Robert Mulligan, extraña, pero al mismo tiempo, poética película, que aludía, en versión infantil, al mito del Doctor Jekyll y Míster Hyde. (Esta película ha sido recientemente reivindicada,  pues en su época paso desapercibida).
No obstante, la película que en realidad llevo al cine de terror a la cima, compitiendo con las grandes producciones de los restantes géneros del séptimo arte, fue “El exorcista”, de William Friedkin, (1973). Esta película, realizada a partir de un best-seller del escritor William Peter Blatty, abordaba la posesión por el diablo de una niña, (encarnada por Linda Blair). Sus terroríficas transformaciones, espasmos y convulsiones, así como el lenguaje que empleaba, provocaron deserciones en las salas de cine. Todo ello no impido que la película se convirtiera en un arrollador éxito de crítica y público, (más bien le sirvió de gran impulso). Recaudó cerca de ochocientos millones de dólares y consiguió dos Oscar: Al mejor guion adaptado para el propio Blatty, y al sonido.
Al año siguiente, otra película marcó un antes y un después en la forma de mostrar y expresar el horror delante de las cámaras. No fue otra que la mil veces imitada y remakeada, aunque nunca superada, “La matanza de Texas”, de Tobe Hooper. La producción contó con un presupuesto exiguo, pero el impacto causado en el público fue tan perdurable, (pues ya he indicado que nunca antes se había logrado ver reflejado en la gran pantalla tanto sadismo y crueldad), que recaudó treinta millones de doláres. Además, fue censurada en países como Inglaterra y Australia. Por tanto, las desventuradas aventuras de este grupo de excursionistas en la América profunda cautivaron a una audiencia ávida de emociones y sensaciones fuertes.
En 1975, “Tiburón”, de Steven Spielberg, se convirtió en el primer blockbuster de la historia de cine, obteniendo un monumental éxito de taquilla, (con más de novecientos millones de dólares recaudados), y extendiendo el temor de los escualos a las costas de todo el mundo.
Otras buenas películas de terror de este primer lustro, aunque sin llegar a alcanzar la repercusión de las tres previamente mencionadas, fueron la insólita opera  prima de Spielberg, “El diablo sobre ruedas”, (1971), “La última casa a la izquierda”, que también significó el debut de unos directores clave del cine de terror, Wes Craven, que agitó y golpeó con sus escenas violentas y violaciones.
En 1976, destacaron dos películas. Por un lado, la primera y más exitosa de las adaptaciones de un relato del escritor superventas Stephen King. Filmada por Brian de Palma con gran tino, en “Carrie” se describe el bullying que sufre su protagonista, (interpretada por Sissy Spacek), y su posterior y demoledora venganza, (que alcanzará incluso a su madre, fanática religiosa donde las haya), gracias a sus poderes telequinésicos. (La telequinesia consiste en el desplazamiento de objetos sin intervención de ningún medio físico conocido). Y, por otra parte, “La profecía”, de Richard Donner, cinta deudora, en muchos aspectos, de “La semilla del diablo” y “El exorcista”, pues continuaba abordando la temática satánica, pero esta vez con el diablo materialmente personificado en un inocente niño, que es adoptado por un desafortunado diplomático estadounidense y su mujer, y cuya misión es la de extender el imperio del maligno sobre la tierra. A partir de esta producción, se levantó una trilogía, pero las dos entregas posteriores fueron ya netamente inferiores.
Película destacada del año 1977, fue “Rabia”, de David Cronenberg, cuyo argumento gira alrededor de una desconocida infección vírica. Y, también, “Eraserhead”, (Cabeza borradora, en español), primera película de David Lynch, con una ambientación surrealista, resaltada por el blanco y negro.
En 1978 sobresalieron dos películas: “Halloween”, del gran maestro John Carpenter, (que inició la moda de los “slashers”, cuya nota más característica eran la presencia de un psicópata, en este caso Michael Myers, que asesina brutalmente a jóvenes), y “El amanecer de los muertos”, de George A.Romero, que es la continuación de la mítica “La noche de los muertos vivientes”, que está rodada en un centro comercial y que alertaba sobre los peligros que para la sociedad tiene el voraz consumismo que se iniciaba por entonces.
El año 1979 fue el de “Alien, el octavo pasajero”, de Ridley Scott, en el que, de una manera muy adecuada y acertada, el cine de terror se fusionaba con el de ciencia ficción. La cinta, ambienta en la nave espacial Nostromo, es recordada por el titánico enfrentamiento entre la protagonista, la Teniente Ripley, (interpretada por Sigourney Weaver), y un horripilante montruo alienígena. Otra película de menor entidad, aunque basada en un hecho real, fue “Amityville”, de Stuart Rosenberg. La historia que trata es sencillamente espeluznante, pues está ambientada en una casa encantada que fue testigo de los asesinatos perpetrados por un joven contra todos los miembros de su familia. Y, antes de que se me olvide, otra película de temática similar fue “La leyenda de la casa del infierno”, de John  Hough, basada en un guión del afamado escritor Richard Matheson y rodada en 1973.
Finalmente, 1980 fue el año de una nueva adaptación de otro relato de Stephen King. “El resplandor” fue la incursión en el cine de terror del perfeccionista e inolvidable director Stanley Kubrick, siendo protagonizada por el histriónico Jack Nicholson. En la misma, se describe el descenso hacia los abismos de la locura de un escritor en plena crisis creativa, encerrado con su familia en un enorme hotel rodeado de montañas. Igualmente, destacó en este postrero año de la década la producción de fantasmas “Al final de la escalera”, de Peter Medak, notable cinta que ha tenido una significativa influencia posterior.
En resumen, la década ha quedado para la historia como una de las más productivas del cine de terror, y una de las más recordadas por los aficionados al género, sí es que no ha sido la que más.   

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