EL ESCRITOR COMPULSIVO

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El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

EL CINE DE ZOMBIS EN ESPAÑA.

El cine de zombis en España.
El subgénero de los zombis en España, (como sucedió en nuestro país con todo el cine fantástico y de terror) tuvo un estreno tardío debido, sobre todo, a la implacable censura que ejerció la dictadura del General Franco.
Así, el único director que, durante los años posteriores a la guerra civil, se atrevió a acercarse y coquetear con el género fantástico, fue Edgard Neville, con la película “La torre de los siete jorobados”, (1944).
Después, hubo una pertinaz sequía que se prolongó hasta el final de los sesenta, cuando “La marca del hombre lobo”, (1968), dirigida por José López Eguiluz y protagonizada por Paul Naschy, inauguró la primera edad de oro del cine de género en España. Sin embargo, no fue hasta que el director gallego Amando de Osorio dirigió “La noche del terror ciego”, (1972), cuando ya se pudo decir que el cine relacionado con los muertos vivientes desembarcó en nuestro país. Con esta producción, este insigne realizador inició una amplia saga cinematográfica, (que finalmente se constituyó en tetralogía), dedicada a los legendarios caballeros templarios, que participaron activamente en las famosas cruzadas medievales, cuyo objetivo era liberar Jerusalén, ( y por añadidura los llamados “Santos Lugares”), del yugo de los infieles, seguidores del Islam. Respecto a su argumento, la película está ambientada en un pueblo extremeño, llamado Berzano, situado cerca de la frontera con Portugal. Según cuenta la leyenda, en el Siglo XIII vivieron en un monasterio, (en la actualidad, abandonado), una legión de sanguinarios templarios que ambicionaban la consecución de la vida eterna mediante la ingesta de sangre humana. Y, para ello, recurrieron a numerosos sacrificios. Enteradas las autoridades de la época de sus crímenes, los templarios fueron encarcelados y ejecutados, siendo enterrados, precisamente, al pie del monasterio. Los protagonistas son tres viajeros que ignorando las leyendas locales, se internan en el abandonado pueblo, hallando la muerte por semejante atrevimiento. En mi opinión, es una película curiosa y entretenida. Además, tiene ciertas reminiscencias con las Leyendas de Bécquer. Las restantes películas de esta franquicia cinematográfica son las siguientes: “El ataque de los muertos sin ojos”, (1973), “El buque maldito”, (1974), y “La noche de las gaviotas”, (1975). Estas tres entregas no las he visto pero, por lo que me he podido informarme, tienen argumentos similares a la primera película, con cadavéricos zombis persiguiendo a incautas víctimas.
Otro director español que hizo incansables incursiones en el subgénero zombi, fue el prolífico Jesús Franco, (conocido por los amigos y aficionados del género como Jess Franco), y que realizó las películas de zombis siguientes: “Christine, Princesa del erotismo”, (1973), “El abismo de los muertos vivientes”, (1981), y “La tumba de los muertos vivientes”, (1983), y “La mansión de los muertos vivientes”, (1985). De todas ellas, sólo puedo hablar con conocimiento de causa de la tercera, que alude a un temerario grupo de amigos que, enterados de la ubicación exacta de un tesoro enterrado en África por los alemanes durante la segunda guerra mundial, se topan desafortunadamente con una brigada de nazis zombis que guardan celosamente el botín. Y también, por lo que sé, en las otras tres películas aparecen templarios y seductores chicas de generoso busto.
Otras producciones contemporáneas de las anteriores, que también resultan dignas de mención, son “La orgía de los muertos vivientes”, (1973), de José Luis Merino y, sobre todo, “No profanar el sueño de los muertos”, (1974), de Jorge Grau. Esta última es una ambiciosa y muy notable producción española rodada en el Reino Unido. En la misma, un joven anticuario conoce a una mujer que va camino de la granja de su hermana. En el campo ella es atacada por un vagabundo, aquejado de una extraña enfermedad que, en realidad es fruto de una peligrosa epidemia. Y la trama se va complicando con la investigación policial que apunta, erróneamente, a que la responsabilidad de los sucesos que van ocurriendo, es de un grupo de hippies satánicos y drogadictos, profanadores de tumbas. No obstante, el auténtico origen de la epidemia, que va en alarmante aumento, es la puesta en funcionamiento de una nueva máquina experimental impulsada por el Ministerio de Agricultura inglés que, a través de ultrasonidos, acaba con las plagas de insectos dañinos para la cosecha de las parcelas. No deja de resultar curioso que la máquina que extermina a los insectos es la misma que tiene la terrorífica capacidad de convertir en zombis a los hombres.
Y después de esta película, el subgénero cayó en el olvido durante no sólo años, sino también décadas. La producción española de terror, en general, continuó siendo fructífera en los años setenta, pero a principios de la década de los ochenta inició un declive, una lenta agonía cuya puntilla fue la decisión de la ministra de cultura socialista de premiar con subvenciones a otros géneros, (sobre todo, las adaptaciones literarias), dejando olvidado y a su suerte al género que, junto al también agotado fenómeno del destape, más público había llevado a los cines en España.
Esta larga travesía en el desierto duró más de dos décadas. Y, por fin, en el año 2007, los directores Jaume Balagueró y Paco Plaza sorprendieron en el Festival de cine fantástico y de terror de Sitges, con su largometraje conjunto “REC”, que supuso un descomunal éxito de taquilla. En esta película, los asesinatos no son obra de muertos vivientes, sino de personas infectadas por un virus desconocido, (como sucedía con “28 días después”, de Danny Boyle). Respecto a su argumento, una tranquila noche en la que una periodista y su cámara está realizando un reportaje en un parque de bomberos, se convierte en una espeluznante pesadilla cuando se recibe una llamada de alerta procedente de un céntrico edificio barcelonés, ( y hasta ahí puedo comentar, pues no es cuestión de destripar la película para todos aquellos que aún no la hayan visto). La peculiaridad más resaltable de la película, indudablemente, es la utilización de la denominada “cámara subjetiva”, es decir, la técnica consistente en mostrar, mediante la propia cámara, lo que ve el personaje. Fue tal la repercusión de la película, incluso en el ámbito internacional, (tal y como sucedió con “Abre los ojos”, de Alejandro Amenábar y su remake “Vanilla sky”), que Hollywood no tardó en realizar su propia versión, (que resultó mimética, pero ni tan siquiera con mayor calidad que la original). Finalmente, dos años más tarde de la aparición de la primera, vio la luz la segunda parte: “REC 2”, (2009), más ambiciosa y con mayor presupuesto que la primera entrega y que también reventó las taquillas.
Gracias a los respetables dividendos y beneficios cosechados, la productora Filmas, (encargada tanto de la misma producción, como la distribución de saga), anunció recientemente el rodaje de dos nuevas entregas de la franquicia.
Así, “REC Génesis”, será estrenada en el otoño del 2011, y estará dirigida por Paco Plaza. Esta es una precuela que describe el origen, el inició del devastador virus que atenazará a los inquilinos del edificio de la ciudad condal, convirtiéndolos en infectados.
Por su parte, “REC Apocalipsis”, será estrenada también en otoño pero, en este caso, del 2012, y estará dirigida por Jaume Balagueró. Y esta es una secuela, (es decir, la continuación de la segunda parte de la historia), en la que se nos contará el desenlace de la historia.
Lo único que cabe esperar, y eso es lo que esperan todos los admiradores y aficionados del género fantástico, es que estas dos últimas entregas resulten tan entretenidas y apasionantes como las dos primeras partes.

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