EL ESCRITOR COMPULSIVO

EL ESCRITOR COMPULSIVO
El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

LAS LEYENDAS OLVIDADAS DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Y LAS ADAPTACIONES.

LAS LEYENDAS OLVIDADAS DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER. LAS ADAPTACIONES.
Mediados de la década de los noventa, aula del colegio de los salesianos de María Auxiliadora de Salamanca. El profesor de Lengua y Literatura de bachillerato nos encarga la realización de un trabajo sobre las Leyendas del escritor romántico español Gustavo Adolfo Bécquer. En un principio, la mayor parte de la clase protesta, incluso este servidor que, por aquel entonces, no tenía mucha devoción por la asignatura. Pero no podía permitirme el lujo de suspender más, pues ya era bastante malo en matemáticas y química. Así que compre el libro “Rimas y Leyendas”, de Ediciones Cátedra. En concreto, el maestro quiso que analizáramos las Leyendas siguientes: “El caudillo de las manos rojas”, “El monte de las ánimas”,  “Los ojos verdes”, “Ámese Pérez, el organista”, “El rayo de luna”, “El miserere” y “El beso”, (aunque también había otras como “La cruz del diablo”, “La ajorca de oro”, “El Cristo de la calavera”, “La cueva de la mora”, “La corza blanca”, etc, hasta completar el libro).
Como ya he indicado, la primera vez que leí estas Leyendas, no me suscitaron demasiado interés. No obstante, hubo ciertos pasajes de algunas, como “El monte de las ánimas”, “Maese Pérez, el organista”, “El rayo de luna” y “El beso”, que me llamaron la atención.
Resulta curioso, cuando menos, que a mí el cine de terror, cuando era adolescente, no me gustaba demasiado y, en cambio, era más aficionado a las comedias. Sin embargo, con el paso de los años, mis gustos fueron, progresivamente, invirtiéndose. Una de las causas de esta transformación fue un regalo de navidades que, un año, me hizo un vecino, (por entonces, Director General de Anaya). Dicho regalo consistía en varios libros, entre los que se figuraban los cuentos de terror de Edgard Allan Poe. Cuando los leí, me entusiasmaron, sobre todo “El gato negro”. Fue cuando me percaté de que las leyendas de Bécquer tenían un estilo muy similar, por lo que comencé su revisión. Con el transcurso de los años, me hice más selectivo y seguí releyéndolas, siendo mis preferidas “El monte de las ánimas” y “El rayo de luna”, (ambas ambientadas en la ciudad de Soria), y “El beso”, (ambientada en la ciudad de Toledo).  Me fascinaban hasta tal punto, que dejaba volar mi imaginación, creyendo estar visionando durante muchas noches aquellas trágicas e impactantes historias.
Por fin, hace no mucho tiempo, tras haber visto muchas películas de terror y deleitarme con, por ejemplo, el ciclo que Roger Corman dedico a los cuentos y relatos de Edgard Allan Poe y con algunas de las producciones de la Hammer, (como las dedicadas al Conde Drácula y a la Condesa Elizabeth Báthory), llegué a preguntarme: ¿Y qué pasa con las leyendas de Bécquer? ¿Acaso nadie, ya no en España, sino también en el mundo, se ha fijado en ellas para su adaptación? Para mí, su calidad resulta innegable. Por ello, me puse a rastrear por internet y verifiqué lo que me temía. Nadie se había atrevido a adaptarlas y solamente existen ciertas aproximaciones a las mismas en alguna serie y en películas de Paul Naschy y Amando de Osorio. Recientemente, me he puesto en contacto con un director zaragozano y me ha aseverado que sabía de alguien que había estado interesado en realizar una adaptación de “El monte de las ánimas”. No obstante, hay que ser muy fiel y respetuoso con el texto y, tanto el vestuario como la ambientación o caracterización, por no decir de la interpretación de los personajes deben de ser lo más acertadas y adecuadas posibles. Un proyecto, (sea de corto, medio o largometraje), de una película de época requiere hilar muy fino en todos sus aspectos. Otro tanto sucede con “El beso”, leyenda ambientada durante la guerra de la independencia en España y cuyos protagonistas son unos deslenguados y ebrios soldados franceses, napoleónicos, y las estatuas de un noble castellano y su mujer.
En contraposición, me he dado cuenta de que una leyenda como “El rayo de luna” podría adaptarse a la época actual, sin que se tuviera que atender a esta intención como una muestra de desconsideración hacia la misma, (véase la digna versión protagonizada de “Romeo y Julieta”), pues la última vez que la he leído no he visto detallada ninguna fecha determinada. En mi opinión, es una historia atemporal, (es decir, podría haber transcurrido tanto en la antigüedad, como en la edad media, como en la actualidad). Creo que, si cuento con apoyos para ello, se puede rodar. El presupuesto para la producción, por ejemplo, sería bajo, pues no se necesitaría vestuario de época y tan sólo habría que dar con las localizaciones correctas para su grabación. La no adaptación de las leyendas de Bécquer constituye un páramo, un terreno en barbecho, metafóricamente hablando, que es necesario cubrir.
Estos días he curioseado acerca de otros mitos, leyendas e historias de terror genuinamente españolas, con las que estuve muy interesado durante y después de su lectura. Afortunadamente, “La tierra de Alvargonzález”, famosa leyenda de Antonio Machado, cuenta con una versión que no he visto, pero, por lo que me he informado, resulta bastante digna. Y el mito de la “Santa compaña” sale a relucir, aunque de refilón, en “El bosque animado”, de José Luis Cuerda. Pero no ocurre lo mismo con la trágica historia de Ribadelago, el pueblo de la zamorana comarca de Sanabria que quedo sepultado bajo las aguas debido a la rotura de la llamada presa de la Vega del Tera, a mediados del siglo pasado. Eso sí, el mismo director maño que menciona anteriormente, está interesado en el rodaje de una película sobre el tema, (pues tan sólo el programa de reportajes de televisión de “Documentos TV”, ha ofrecido un documental con motivo del cincuenta aniversario de la tragedia).
Para finalizar, como ya señale en mi primer artículo, pienso que una solución a la escasez de ideas de los jóvenes directores americanos sería la realización de adaptaciones de escritores compatriotas suyos como, por ejemplo, los cuentos y relatos de Nathaniel Hawthorne, Washington Irving o Ambrose Bierce. He de confesar que hay un par de cuentos que me gustan especialmente, (ambos tienen como protagonistas a vampiras). El primero es “La tumba de Ethelind Fionguala” o “El misterio de Ken”, y el segundo es “La tumba de Sarah”, de F.G.Loring. Son estas dos historias que me he decidido a trasladarlas a guiones. Además, si con algo cuentan en Estados Unidos, es con medios y presupuestos suficientes para acometer este tipo de adaptaciones que, seguramente, resultarían muy atractivas para los aficionados del terror. Esto sería infinitamente mejor que plagiar producciones de otros países y hacer segundas, terceras, cuartas y hasta quintas partes, (es decir, repetirse hasta la saciedad), de un éxito. 
 

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo contigo en que las Leyendas de Becquer se prestan para llevarlas a la pantalla.

    Mientras tanto yo lo he hecho inmortal, literariamente, en mi ultima novela cuyos primeros capitulos se pueden leer aqui.

    http://carmenferreiroesteban.wordpress.com/2010/11/05/garlic-for-breakfast-2/

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