EL ESCRITOR COMPULSIVO

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El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

miércoles, 11 de mayo de 2011

MEMORIA DE REALIZACIÓN DE LA HISTORIA DE "LA TRAGEDIA DE SANABRIA".

La genésis, el origen de este relato de terror hunde sus raíces en el año 1990, es decir, hace ya treinta años. Ese verano, concretamente, fui durante medio mes de campamento con una asociación infantil/juvenil de mi colegio. El lugar elegido para pasar aquellos días en plena naturaleza fue la región, la comarca de Sanabria, ubicada al norte de la provincia de Zamora y limítrofe con Galicia. Estuvimos en un prado entre Puebla de Sanabria y Ribadelago. Cierta noche, (creo recordar que fue una de las últimas de aquel campamento), los monitores nos reunieron alrededor de una hoguera y nos relataron varias historias de miedo. Si la memoria no me falla, una estaba relacionada con la tragedia sufrida y padecida por el antiguo pueblo de Ribadelago, (aunque no recuerdo en absoluto nada de esa historia). Sólo sé que las chicas gritaron horrorizadas a su conclusión. Más tarde, cuando nos disponíamos a irnos a nuestras respectivas tiendas de campaña a dormir, los monitores nos metieron el susto en el cuerpo al decirnos que una de las monitoras había desaparecido. Entonces, nos pusimos a buscarla durante un tiempo que se nos hizo eterno. Por fin, fue encontrada sin conocimiento a la salida del campamento. Su ropa estaba llena de sangre, (bueno, ya se sabe, de tomate), pero al ser unos niños y, por tanto, al ser fácilmente impresionables, nos tragamos el engaño de los monitores. Dicho engaño se convirtió en mucho más creíble cuando una pareja de la guardia civil accedió al campamento. En ese punto, todos nosotros, niños de doce a catorce años, estábamos horrorizados, pues nos contaron que había un asesino, psicópata, homicida, suelto y a ellos se les había designado vigilar aquella zona y, por tanto, vigilar que no atacará a nadie del campamento, como de hecho ya había sucedido. Luego, nos aclararon que todo había sido una broma y que los guardias estaban compinchados para asustarnos, por lo que la monitora que creíamos muerta se levantó como si nada, sonriente. En ese campamento fue la primera vez que supe de la tragedia de Ribadelago, acaecida muchos años atrás, debido a la rotura de la Presa de Vega de Tera. Recuerdo que al llegar a Ribadelago nuevo, (llamado Ribadelago del Caudillo, pues Franco ordenó reconstruir el pueblo), en un día de excursión, los monitores nos aconsejaron que no dijeramos nada de lo que nos habían comentado a los lugareños, pues podían reaccionar mal.
Años después, vi por el programa de "Documentos TV", emitido por la segunda cadena de Televisión española, un interesante reportaje sobre la tragedia de Ribadelago. Y hará un año que el programa "Cuarto milenio", de Cuatro, volvió a retransmitirlo. De ese reportaje, destacaba el testimonio del escritor Alberto Vázquez Figueroa, que fue uno de los submarinistas que rescató cadáveres del Lago de Sanabria durante los días posteriores a la tragedia. En el instante que estaba hablando, sonaron una campanas, y es que hay ocasiones, cuando el Lago no está al tope de su capacidad en que se puede apreciar la parte más alta del campanario de la antigua iglesia de Ribadelago. Vázquez Figueroa dijo algo así como: "¿Oís las campanas? ¡Qué curioso! ¿Habrán sido tañidas en honor a los muertos?". La verdad es que aquello, junto a las fotos y las grabaciones que se han conservado del día de la tragedia, me impresionó en grado sumo. 
Así pues, a los pocos días de haber visto aquel programa de "Cuarto milenio", e impulsado por toda la información que había guardado y recopilado en mi memoria, me decidí a escribir un relato que combinase una porción de realidad con una base mayoritariamente ficticia. Y he de confesar que quede satisfecho por tal y como salió. Únicamente puedo añadir que espero que todo aquel que se aventure en la lectura de este relato quede satisfecho.
Por cierto, es posible que haga una ampliación del relato, retrocediendo al mismo día de la tragedia, colocando como protagonistas a los niños del pueblo.  

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