EL ESCRITOR COMPULSIVO

EL ESCRITOR COMPULSIVO
El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

viernes, 13 de mayo de 2011

MEMORIA DE REALIZACIÓN DE LA HISTORIA DE "LA TRAGEDIA DE SANABRIA".

Este es un relato de terror que hunde sus raíces en el año 1990, es decir, hace ya treinta años. Ese verano, concretamente, fui durante medio mes de campamento con una asociación infantil/juvenil de mi colegio. El lugar elegido para pasar aquellos días en plena naturaleza fue la región de Sanabria, ubicada al norte de la provincia de Zamora y limítrofe con Galicia. Estuvimos en un prado entre Puebla de Sanabria y Ribadelago. Cierta noche, (creo recordar que fue una de las últimas de aquel campamento), los monitores nos reunieron en torno, alrededor de una fogata y nos contaron varias historias de miedo. Si la memoria no me falla, una estaba relacionada con la tragedia que sufrió el pueblo de Ribadelago, (aunque no recuerdo en absoluto nada de esa historia). Sólo sé que las chicas gritaban horrorizadas a su conclusión. Más tarde, cuando nos fuimos a nuestras respectivas tiendas de campaña, los monitores nos metieron el susto en el cuerpo al decirnos que uno de ellos había desaparecido. Estuvimos buscándola por todo el prado hasta que, por fin, fue localizada. Fueron momentos verdaderamente angustiosos, pues estaba sin conocimiento y su ropa inundada de sangre, (es decir, de salsa de tomate), pero como aún eramos unos niños nos tragamos el engaño de los monitores. Dicho engaño se convirtió en mucho más creíble cuando una pareja de la guardia civil llegó al campamento. En ese punto, todos nosotros, tiernos infantes e infantas de doce a catorce años, estábamos horrorizados, pues nos dijeron que había un asesino en serie, un psicópata suelto y ellos debían de vigilar nuestro campamento y los prados adyacentes. Finalmente, nos aclararon que todo había sido una broma y que los guardias estaban compinchados con los monitores con el objetivo de hacernos pasar un buen susto. Allí fue la primera vez que supe, que fui conocedor de la tragedia de Ribadelago, muchos años atrás, debido a la rotura de la presa de la Vega de Tera, próxima al Lago de Sanabria. Asimismo, recuerdo que al llegar al nuevo pueblo de Ribadelago, durante el transcurso de una jornada de excursión, los monitores nos aconsejaron que no dijeramos nada, de lo que nos habían comentado, a los lugareños, pues podían reaccionar mal. Y, ciertamente, no nos miraban con excesivo agrado, sino más bien con recelo.
Años después, vi en el programa "Documentos TV", de la segunda cadena de televisión española, un interesante reportaje sobre la tragedia del hundimiento de Ribadelago. Y hará un año, el programa "Cuarto milenio" volvió a emitirlo. En este reportaje destacaba el testimonio del escritor Alberto Vázquez Figueroa, que fue uno de los submarinistas que tuvo que rescatar varios de los cadáveres de los desgraciados habitantes del pueblo. Así, en el instante que estaba hablando sonaron unas campanadas y es que, en ocasiones, cuando el lago no está a tope de su capacidad, se puede apreciar la parte más alta del campanario de la iglesia del antiguo pueblo de Ribadelago. Entonces, Vázque Figueroa dijo algo asi: "¡Escuchad! ¡Son las campanas! ¡Qué curioso! ¿Habrán sido tañidas en honor a los muertos?". La verdad es que aquello, junto a las fotografías y las grabaciones que se han conservado de aquel fatídico día, me impactó en grado sumo.
A los pocos días, impulsado por toda la información que había guardado y recopilado en mi memoria, me decidí a escribir un relato que combinase una porción de la realidad con una base mayoritariamente ficticia. Y he de confesar que quede satisfecho por tal y como salió. Y de ahí a la conversión de la historia en guión cinematográfico únicamente tuve que dar un paso más. Por lo tanto, sólo añadir que espero que todos aquellos que leáis el guión espero que os guste mucho.
Por cierto, es posible que haga una ampliación del relato retrocediendo al mismo día de la tragedia, colocando como protagonistas a los niños del pueblo. De esta manera, profundizaría en la historia, aportando un mayor grado de verismo a la historia, inclinando esta primera parte más hacia la reconstrucción fidedigna de los hechos y el documental.

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