EL ESCRITOR COMPULSIVO

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El gran Gustavo Adolfo Bécquer

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El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

SAM PECKINPAH: EL PROFETA DEL HORROR LIRÍCO.

Sam Peckinpah: El profeta del horror lírico.
Sam Peckinpah fue un director que, sin pertenecer ni estar adscrito al género de terror, sí que orientó su trayectoria, (mediante una serie de grandes películas), convirtiendo la violencia cinematográfica en una forma de expresión marcadamente poética. Además, fue un personaje polémico donde los haya, debido a su adicción al alcohol y la cocaína, así como a los continuos enfrentamientos con los productores de sus películas. Dichos choques dialécticos se originaban cuando éstos no coincidían con él respecto al planteamiento de las producciones. Fue uno de los realizadores procedentes de la televisión, (como John Frankenheimer y Peter Bogdanovic), que hizo posible que la industria de Hollywood, muy tocada durante la década de los sesenta a causa de la feroz competencia de la propia pequeña pantalla. Sam Peckinpah destacó, sobre todo, por la reformulación del western clásico y su conversión hacia el que pasó a denominarse “Western crepuscular”. Asimismo, dos de sus rasgos más característicos fueron el lirismo del que dotó a su cine y la profundidad psicológica con la que revistió a sus personajes.
Sam Peckinpah nació en Fresno, California, en 1925 y, desde muy joven, se dio a conocer por su carácter violento e irascible. Tras cursar sus estudios básicos y secundarios, se alistó en los marines y fue enviado a China, al final de la segunda guerra mundial, para desarmar a los japoneses allí destacados. Pensó en estudiar la carrera de Derecho, pero su novia de aquella época, estudiante de teatro, resultó decisiva para que Peckinpah se inclinará por ser actor teatral y poeta. En 1954, ya introducido en la televisión, concretamente en la CBS, ejerció como guionista y actor secundario en la conocida película de ciencia ficción “La invasión de los ladrones de cuerpos”, de Don Siegel. Y en 1962, rodó “Duelo en la alta sierra”, producción muy apreciada por los críticos y galardonada en diversos festivales. En la misma, dos cowboys ya maduros, (encarnados por los veteranos actores Joel McCrea y Randolph Scott), se enfrentan. Por tanto, esta película fue a contracorriente del western clásico que solía presentar a sus protagonistas como jóvenes temerarios. Su siguiente película fue otro western titulado “Mayor Dundee”, (1965), que destapó la caja de los truenos. Los enfrentamientos de Peckinpah con la Productora Columbia Pictures se convirtieron en legendarios, pues los dueños del Estudio consideraban que la película que pretendía rodar Peckinpah era demasiado larga y complicada, por lo que cometió la torpeza de meter la tijera y hacer numerosos cortes y remontajes.  El director, enfurecido, declaró que la película, con todos aquellos cambios, era incomprensible. Por otra parte, el argumento describe las andanzas de un Oficial nordista que con un ejército formado por sus hombres, rebeldes y forajidos, se dedica a perseguir a los indomables apaches.
Sam Peckinpah cayo, durante unos años, en el ostracismo debido a la fama de conflictivo con la que le etiquetaron en Hollywood. Y, en 1969, llegó su película más célebre, la obra maestra “Grupo salvaje”, que supuso la cima del subgénero del que fue fundador, el “Western crepuscular”. La gran innovación que introdujo estas película fue el uso de la cámara lenta en sus escenas de violencia. Así, memorables resultan las secuencias inicial y final de la película con sus cruentos e indiscriminados tiroteos, (incluyendo a los niños observando cómo luchan unos insectos y que será el preludio metafórico de la masacre que más tarde se producirá en la ciudad). Se ha llegado a decir que con la cámara lenta es tan poética que no llega a ser hiriente, como ocurre con otras muchas películas. Sin embargo, muchos críticos la consideraron como la película más violenta jamás rodada. Y, pese a ser un declarado alcohólico Peckinpah se permitió un guiño tan sarcástico como la marcha de los ciudadanos, (una especie de “Liga de la decencia”), contra el alcohol que envilece a los hombres y los transforma en ovejas descarriadas del rebaño de Dios. Respecto, a su argumento, los protagonistas son un grupo de forajidos perseguidos por unos recompensas contratados por los poderosos empresarios del ferrocarril. Dicho grupo de forajidos son masacrados, a la vez que ellos también masacran a un ejército mexicano revolucionario, a las órdenes del general Mapache, uno de los lugartenientes del célebre Pancho Villa. 
Después de “Grupo salvaje”, Peckinpah realizó, para desengrasar y rebajar el tono, una película menos trascendente y con menor repercusión, al tiempo que más nostálgica, como fue “La balada de Cable Hogue”; (1970), que seguía cumpliendo fielmente con las directrices marcadas por el “Western crepuscular”.
Pero en 1971, sin pausa de continuidad, Peckinpah realizó otro film que volvió a despertar una encendida polémica y no apta para almas sensibles. “Perros de paja”, producida en el Reino Unido y protagonizada por Dustin Hoffman y Susan George. El director se había ganado, para los críticos estadounidenses, el apelativo de “Bloody Sam”, (Sam, el sanguinario). Respecto a su argumento, describe la llegada de un profesor de matemáticas y su mujer, al pueblo de ésta, y el creciente enfrentamiento que sostiene con sus habitantes. Sin duda, la escena que levantó mayor controversia fue la de la violación de la mujer. Diversos grupos feministas tacharon de misógina a la película y la actriz Susan George, en un principio, se negó a grabar la mencionada secuencia, aunque al final acabó cediendo.
A partir de entonces, Peckinpah alternó producciones más violentas con otras más ligeras en las que la violencia quedaba convenientemente diluida. “Junior Bonner”, (1971), protagonizada por Steve McQueen, sobre un campeón de rodeo, de caballos salvajes, pasó desapercibida, aunque ponía el acento, especialmente, sobre los perdedores y la llamada “Lírica de la desolación”. La violencia volvió a acrecentarse con su siguiente proyecto: “La huida”, (1972), también con Steve McQueen, que resultó ser su particular versión de Bonnie and Clyde. Estos parámetros violentos se mantuvieron con otras películas destacadas de su filmografía como “Pat Garret y Billy the kid”, (1973), aproximación lírica al mito de Billy “El niño”, con “Quiero la cabeza de Alfredo García”, (1974), otro “Western crepuscular” y a la vez surrealista, y con la controvertida “La cruz de hierro”, (1977), a la que Orson Welles considero la mejor película antibélicista que había visto, pero que fue muy criticada por humanizar a los nazis.
Las últimas películas de Peckinpah no tuvieron prácticamente repercusión, pero no esta de más recordarlas. Fueron “Los aristócratas del crimen”, (1975), “Convoy”, (1978) y “Clave: Omega”, (1983). No obstante, hay que indicar que el descenso en el nivel de sus producciones coincidió con un empeoramiento drástico de su estado de salud que, finalmente, le condujo a la muerte en 1984.
Sam Peckinpah fue un director que supo combinar, como nadie lo ha hecho hasta ahora, la violencia desprejuiciada con un lirismo desbocado. Y sus películas, sin ser estrictamente de terror, guardan múltiples concomitancias con éstas. (Sucede, por ejemplo, en un sentido inverso con algunas películas de John Carpenter, como “Asalto al Distrito trece”, y las dos entregas futuristas con Kurt Rusell como protagonista: “1997: Rescate en Nueva York” y “2013: Rescate en Los Ángeles”, que siendo películas ligadas al fantástico, adoptan fielmente los esquemas argumentales del Western). Pata terminar, indicar que la influencia y la huella de Sam Peckinpah en el cine sigue viva veinticinco años después de su muerte y desaparición, con series como “Espartaco. Sangre y arena”, producida por Sam Raimi, y películas como la última producción dirigida por el británico Neil Marshall, el “Peplum”, (o película de romanos), “Centurión”.

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