EL ESCRITOR COMPULSIVO

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El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

viernes, 7 de octubre de 2011

GUIÓN DE "LA TUMBA DE SARAH", DE F.G.LORING.

GUIÓN LITERARIO: “LA TUMBA DE SARAH”.

ESCENA 1. HAGARSTONE. PARROQUIA. EXTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “LA TUMBA DE SARAH”.

PETER GRANT, Director de una Empresa de Restauración y Decoración de Iglesias, acaba de llegar a Hagarstone, un pueblo localizado en medio de la campiña inglesa, concretamente al oeste del país. Nada más bajar del carruaje que le ha conducido hasta allí, su viejo amigo HARRY STONE, párroco de la localidad, y el CAPATAZ SOMMERS, le obsequian con una calurosa y efusiva bienvenida.

PETER GRANT


¡Bienvenido a Hagarstone, Harry! ¿Qué tal el viaje? ¡Mira! ¡Te presentare! ¡Este es Sommers, el mejor capataz del país! ¡O al menos eso es lo que pienso yo!

HARRY STONE y el CAPATAZ SOMMERS se estrechan la mano. Acto seguido, el primero empieza a hablar.

HARRY STONE

(Indignado)
Ha sido un viaje largo, Peter. ¡No entiendo cómo nuestros gobernantes no hacen nada por mejorar la comunicación con esta parte del país, la verdad! ¡Londres no está tan lejos!

PETER GRANT

(Decepcionado)
Ciertamente, Harry, ciertamente. Los políticos nos tienen muy abandonados.

HARRY STONE


En fin, Peter, vayamos a lo que nos importa, ¿Qué es lo que quieres de mí?

PETER GRANT


Te necesito para dirigir las obras de ampliación del coro y el prebisterío de mi parroquia, Harry. Estoy seguro de que mi compañero Sommers y tú vais a formar un gran equipo. Soy conocedor de la eficiencia de tus técnicas, y además también los muchachos de este pueblo te ayudarán, pues están deseando trabajar.

HARRY STONE

(Entusiasmado)
     ¡Estupendo! ¡Estoy deseando ponerme a trabajar! ¡Hacía
     tiempo que nadie me llamaba para algo así!

PETER GRANT


Bien, pues vayamos dentro de la Iglesia, Harry. Así podrás comprobar que estamos ante una joya singular.

Corte.

ESCENA 2. HAGARSTONE. PARROQUIA. INTERIOR. DÍA.

PETER GRANT, HARRY STONE y el CAPATAZ SOMMERS entran en la iglesia de Hagarstone.

HARRY STONE


¡Vaya, tenías razón, Peter! ¡La verdad es que esta Iglesia es una de las que me ha impresionando desde que estoy metido en esto!

PETER GRANT


Es de la famosa Condesa de Kenyon. Su familia era de rancio abolengo en la región, pero su extirpe se extinguió hace siglos. Vamos, te enseñare su tumba.

PETER GRANT, HARRY STONE y el CAPATAZ SOMMERS se dirigen hacia la tumba de la CONDESA DE KENYON.

HARRY STONE

¡Vaya! ¡Qué interesante, Peter! Pero tendremos que desplazar la tumba por lo menos tres metros hacia el sur. Sé que es una lástima, pero debemos hacerlo. Si no, la obra es inviable.

HARRY STONE sabe que cuenta con la adhesión inquebrantable de PETER GRANT para sus proyectos, y muy intrigado, se esfuerza en leer con diligencia la inscripción impresa en la TUMBA DE SARAH:“CONDESA SARAH DE KENYON, 1630. POR EL DESCANSO DE LOS MUERTOS Y LA SEGURIDAD DE LOS VIVOS, NO TOQUE NADIE ESTE SEPULCRO, NI SE MOLESTE A SU OCUPANTE HASTA LA VENIDA DE CRISTO. EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO”.

En ese momento, el CAPATAZ SOMMERS, que hasta entonces no había hablado, rompió su silencio.

CAPATAZ SOMMERS

(Aterrorizado)
¡¡No!! ¡¡De ninguna manera!! ¡¡Me niego!! ¡¡No podemos mover el sepulcro de su sitio! ¡Si lo hacemos, esa bruja nos matará a todos!

PETER GRANT

(Incrédulo)
¡Pero, hijo ! ¡Eso no son más que supersticiones! ¡Es superchería barata! ¡Cuentos para los niños que no duermen por las noches!

HARRY STONE

(Inquieto)
¡Cómo! ¡Peter! ¡Es verdad lo que dice este hombre de una bruja!

PETER GRANT


¡Tonterías, Harry! Se dice por el pueblo que la Condesa era una bruja y que adoptaba la forma de una mujer-lobo. Entonces, se dedicaba a capturar niños y animales pequeños, llevándolos a su castillo para chuparles la sangre. Bien, eso sí puede ser cierto. Pero no es verdad la falacia de que nadie podía matarla, pues fue estrangulada por una enloquecida campesina que había perdido a sus dos hijos. Créeme, Harry, no debemos dar el más mínimo crédito a esas historias. Moveremos el sepulcro y punto. ¡Entendido, Sommers!

CAPATAZ SOMMERS


Sí, Señor Párroco, pero si sucede algo malo, luego no me echen a mi la culpa de que no les había avisado.

HARRY STONE alzó la vista, dirigiendo su mirada hacia la parte superior del sepulcro, que estaba coronado por una magnifica figura de mármol, correspondiente a una mujer joven y hermosa, pero provista de una mirada desafiante.
El Párroco de la localidad de Hagarstone, PETER GRANT, se mantuvo rígido, inalterable, pero no sucedió lo mismo con HARRY STONE y el CAPATAZ SOMMERS, que no pudieron evitar ponerse a temblar de los pies a la cabeza, ante la inquietante y poco tranquilizadora visión de la estatua de la Condesa SARAH.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 3. HAGARSTONE. PARROQUIA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente...”

Gracias a un sistema de cuerdas y poleas, y con la colaboración inestimable de media docena de OBREROS, HARRY STONE, PETER GRANT y el CAPATAZ SOMMERS, levantaron la plancha que cubría el sepulcro. No obstante, ninguno de ellos estaba lo suficientemente preparado como para recibir la pestilente ráfaga de aire viciado y enmohecido, que se escapó del sepulcro. Una densa niebla se apodero del templo y una vez depositada la plancha en el suelo, todos, corroídos por una curiosidad malsana, se acercaron a observar el interior del sepulcro. Y todos se quedaron de piedra, horrorizados, al contemplar un esqueleto adornado con ropa arrugada y encogida, con una cuerda suelta alrededor del cuello. Fue en ese preciso instante, cuando todos pudieron verificar que era verdad la leyenda que circulaba acerca de su muerte. Pero el horror de los que habían osado destapar la tumba se acrecentó hasta límites insoportables, cuando se produjo la súbita transformación de aquel inerte cuerpo. La carne recubrió los huesos y los ojos de la difunta aristócrata se abrieron de par en par, como si siempre hubiera estado viva. Asustados, todos los allí presentes, incluido el escéptico párroco, se miraron unos a otros, y sólo aquella circunstancia bastó para que los OBREROS volvieran a levantar con las poleas la plancha y está volviera a depositarse sobre el sepulcro.

Fundido en Negro Encadenado.

ESCENA 4. HAGARSTONE. PARROQUIA. INT. DÍA


Texto sobre Negro: “Varios días más tarde...”

Los OBREROS encargados de la ampliación de la parroquia de Hagarstone, continuaron trabajando durante varios días más, bajo la atenta supervisión del Párroco. La niebla, tal y como había surgido, desapareció el primer día. En un momento dado, PETER GRANT sonrió con suficiencia.

PETER GRANT


¡No tienen por qué inquietarse, señores! En este pueblo hemos sido víctimas de una histeria colectiva. ¡No debemos temer a la Condesa pues está muerta! Estoy seguro que si mañana volviéramos a abrir el sepulcro, encontraríamos el mismo saco de huesos que lleva Siglos dentro de la tumba. Ahora quiero que vengan conmigo. Les invito a dormir en la sacristía. Ha sido nuestro primer de trabajo. Será importante para la convivencia. No aceptare un no por respuesta.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “A las seis de la mañana...”

Esa noche, HARRY STONE fue incapaz de conciliar el sueño. Cada poco tiempo, en aquella intempestiva y fría madrugada, a pesar de estar en una acogedora alcoba, se despertaba, pues era víctima de intensas y continuadas pesadillas. Visiblemente inquieto, decidió salir de la sacristía, pero cuando accedió a la parte principal de aquel imponente templo, el corazón y la sangre que circulaba por éste, se le helaron. Un enorme PERRO, procedente del lugar donde estaba ubicado el sepulcro de la CONDESA SARAH, transitaba, en ese momento, hacia la salida de la Iglesia.
HARRY STONE, aterrorizado, y con su cuerpo sometido a continuos temblores, se puso de cuclillas, para evitar que aquel enorme PERRO pudiera verlo y abalanzarse sobre él. No obstante, HARRY STONE no pudo impedir que los dientes le castañearan con violencia un par de veces. El PERRO, que ya había llegado a la puerta principal de la Iglesia, se giró en dirección a la Sacristía, hacia donde estaba HARRY STONE, y mostró sus afilados colmillos, dispuestos a despedazar a todo aquello que se le pusiera por delante.
En un acto reflejo, HARRY se tumbo completamente sobre el suelo, muerto de frío y miedo. Al menos, como consuelo, pudo deducir que aquella bestia no había advertido su presencia. Después, hizo un denodado esfuerzo por mirar al frente, y así es como pudo vislumbrar, perplejo, al PERRO, que saltó sobre la puerta sin que ésta estuviera abierta, y se volatilizó como un fantasma.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Varias horas más tarde...”

HARRY STONE volvió a la habitación donde había pasado la noche y apenas sí pudo dormir un par de horas, pues el PETER GRANT le despertó para empezar una nueva jornada de trabajo.

PETER GRANT

(En tono jocoso)
¡Hey, Harry! ¡Qué te ocurre! ¡Que se te han pegado las sabanas! ¡Vamos! ¡Que no se diga! ¡Nunca te había visto tan perezoso como hoy!

HARRY STONE abrió los ojos, se desperezó, y a continuación, se sentó, apoyando su espalda contra la pared.

HARRY STONE

(Irritado)
¡Vaya! ¿Qué hora es, Peter? ¡Estoy hecho polvo! ¡Apenas he dormido esta noche!

PETER GRANT siguió mostrando su tono más bromista.

PETER GRANT


¿Y cuál ha sido la causa de tus desvelos, si es que se puede saber? ¿No habrá sido la mórbida belleza de la Condesa lo que te ha sugestionado?

En ese instante, a HARRY STONE le vino a la mente la aterradora visión que había presenciado aquella noche, con el enorme PERRO que parecía haber surgido de la mismísima tumba de la CONDESA SARAH. Enseguida se quedo pálido, y dichas circunstancias no tardaron en ser resaltadas por el avispado párroco.

PETER GRANT


Pero Harry, ¿Qué te pasa? ¡Te has quedado blanco como la cera! ¡Como si hubieras visto a un fantasma!

HARRY STONE


¡El perro! ¡Eso es! ¡Esta noche he visto a un enorme perro surgir de la tumba de la Condesa Sarah! ¡Era como si ella se hubiera transfigurado! ¡Y después se ha lanzado contra la puerta principal! ¡Y ha desaparecido! ¡Como si estuviera abierta!

PETER GRANT esbozó una mueca de disgusto al escuchar a su amigo HARRY STONE.

PETER GRANT


¡Vamos! ¡Venga ya, Harry! ¡Hablas como si estuvieras delirando! ¡Ahora va a resultar que tu estado mental es peor que el de esos lugareños supersticiosos! Les he despertado antes que a ti. ¡Y todos me han dicho que han dormido estupendamente! ¡Incluso el miedoso capataz Sommers! Pero dado que estas tan alterado, les diré que vayamos a inspeccionar ahora mismo el sepulcro de la Condesa. Seguro que ella seguirá hecha un montón de huesos, durmiendo el sueño de los justos.

Fundido en Negro Encadenado

Texto sobre Negro: “Un poco más tarde...”

Con todos los implicados en la obra presentes en la parte central de la Iglesia, y a una orden del CAPATAZ SOMMERS, los OBREROS levantaron la polea, volviendo a izar así la plancha del sepulcro. Después, una vez depositada la plancha al lado del sepulcro, todos se dirigieron a éste.
La CONDESA SARAH, lejos de representarse como el esqueleto que el párroco PETER GRANT pensó que allí había, tenía un aspecto espantosamente vivo y fresco. Su belleza quedaba patente a través de un cuerpo sinuoso y lleno de curvas. Los labios los tenía teñidos de un rojo saludable y sus ojos se habían tornado inquietantes, mirando a los presentes fijamente. En la comisura de la boca, aparecía una espumilla oscura, reseca. Era sangre. El CAPATAZ SOMMERS no tardó en reaccionar, demostrando un inmenso horror y haciendo la señal de la cruz, santiguándose.

CAPATAZ SOMMERS


¡Santo Dios! ¡Que el Señor nos libre de esta bruja! ¡Hemos despertado a la maldición! ¡Ahora ella no descansará hasta vernos muertos! ¡Vamos, amigos! ¡Vayámonos de este lugar maldito! Cuando más alejados estemos de aquí, más opciones tendremos de salvar nuestras vidas.

El CAPATAZ SOMMERS, seguido por los OBREROS, se dirigió con diligencia hacia la puerta principal de la Iglesia. Por su parte, el párroco PETER GRANT trató de persuadirlos para que no abandonarán el templo, pero sus esfuerzos fueron en vano.

PETER GRANT

(Muy disgustado)
¡Pero qué hacen! ¡No pueden dejar la Iglesia sin restaurar! ¡Es la casa del Señor y él les castigará por ello! ¡Nada maligno puede ocurrir!

El CAPATAZ SOMMERS, haciendo caso omiso a PETER GRANT, abrió la puerta principal de la Iglesia y desapareció seguido por los OBREROS.

HARRY STONE


¡Lo ves, Peter! ¡No te he mentido!¡Esa bruja ha regresado del mundo de los muertos! Pero no te preocupes, que yo no te abandonare. Sé qué es lo que hay que hacer en estos casos. Eso sí, has de obedecer mis instrucciones, ¿De acuerdo?

Por primera vez, y sin que sirviera de precedente, el incrédulo párroco PETER GRANT dio muestras de creer que la siniestra CONDESA SARAH había regresado de entre los muertos para poder alimentarse de los vivos.

PETER GRANT


¡Está bien! ¡Sea! ¡He de admitir que todo esto es insólito! E incluso que fuerzas malignas están presentes en este sagrado lugar, pero nosotros somos los representantes del bien, y Dios está de nuestro lado. No me cabe la menor duda de que derrotaremos al mal.

Fundido en negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Varias horas más tarde, hacia el atardecer...”

En el reloj de la Iglesia sonaron las diez de la noche. HARRY STONE y PETER GRANT se colocaron detrás del pulpito, de rodillas, esperando a que la vampiresa, la CONDESA SARAH, hiciera su aparición. Durante las horas anteriores, el párroco le había concedido a HARRY todo aquello que éste le había solicitado: Un par de afilados cuchillos, una estaca, ajo fresco y rosas silvestres. Esos eran los elementos de los que disponían para poder inmovilizar y eliminar a la CONDESA SARAH. En ese momento, una densa, pero ligera niebla, se adueñó de la Iglesia. Nada más advertir tal circunstancia, los dos, que estaban bien escondidos, se incorporaron levemente, y miraron hacia el lugar donde estaba situada la tumba. La plancha del sepulcro se abrió y la imponente figura de la CONDESA SARAH se levantó y salió del sepulcro, dirigiéndose hacia la salida del templo. Cuando llegó frente a la puerta principal, volvió a suceder lo que HARRY STONE había presenciado con el gigantesco PERRO la noche anterior, y la CONDESA SARAH, como si fuera un fantasma, no tuvo ningún problema para atravesar el portón y desaparecer. Entonces sí, HARRY STONE notó como PETER GRANT se sentía verdaderamente espantado, pues le agarró del brazo con fuerza y el cuerpo del religioso tembló como si se fuera a descomponer. HARRY lo miro. Se estaba santiguando, y después elevó las manos al cielo en señal de oración.

PETER GRANT


¡Dios mío, Harry! ¿Has visto eso? ¿Qué hacemos ahora?

HARRY STONE

Debemos esperar, Peter. Esperar a que la Condesa regrese de nuevo y se introduzca en el sepulcro, luego cuando ya estemos seguros de que está reposando, le clavaremos la estaca en el corazón. Pero hemos de intentar mantenernos despiertos. Es posible que no retorne a la Iglesia hasta poco antes del amanecer.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Ocho horas más tarde...”

Hacia las seis de la mañana, HARRY STONE advirtió unos leves y casi imperceptibles pasos procedentes del pasillo central de la Iglesia. Su cuerpo se había quedado entumecido por el frío, y tuvo que estirar varias veces las manos y los pies para que éstos entrarán en calor. Por su parte, el párroco PETER GRANT se había quedado dormido, y HARRY tuvo que darle un fuerte codazo para que despertara.
La CONDESA SARAH avanzó, como si estuviera levitando, hacia el sitio donde estaba ubicada su tumba. Aunque estaba delgada y demacrada, y la palidez de su rostro resultaba mortal, sus ojos brillaban como un par de carbones al rojo vivo, sobresaliendo de entre la oscuridad de la Iglesia. Sus labios carmín se asemejaban a un horrible tajo producido entre las marchitas mejillas. Durante las primeras horas de la noche, HARRY STONE había abandonado su escondite para apresurarse a trazar un círculo de flores en torno al sepulcro, añadiendo también en su interior varias cabezas de ajo. Igualmente, hizo otro círculo sobre el pulpito, que era lo suficientemente grande como para que el párroco y él pudiera colocarse dentro, y depositó en éste los instrumentos necesarios para llevar a cabo la ejecución de la CONDESA SARAH, es decir, los cuchillos y la estaca. Los primeros rayos de sol, que indicaban que estaba amaneciendo, se filtraron entre las vidrieras de la Iglesia. La CONDESA SARAH, visiblemente molesta, tuvo que taparse rostro e instintivamente, acrecentó el paso para llegar cuanto antes a la tumba. De su boca manaron varias gotas de sangre que se esparcieron por el pasillo. Un espasmo de odio y furia diabólicos cruzó por su cara cuando se topó con el círculo de flores y ajos. Entonces, fijó su mirada en el pulpito y descubrió a sus dos enemigos. HARRY STONE y PETER GRANT salieron de su escondite y, combatiendo sus temores, se encaminaron hacia el círculo situado en el enlosado de la piedra próxima al sepulcro, introduciéndose en su interior. Para sorpresa mayúscula de los dos enemigos de la CONDESA SARAH, ésta adoptó una inesperada sonrisa amorosa, pero profundamente demoníaca. Después, llamó a ambos con voz suave y tersa, tentadora, como si estuviera tejiendo una especie de hechizo y que afectó, sobre todo, al párroco.

CONDESA SARAH


Venid a mí, venid. Yo os daré el sueño y la paz eterna. Peter Grant, desde que me has visto estas fascinado por mi belleza. Sé que albergas unos deseos incontenibles de poseerme y que vuestro Dios ha sido ingrato contigo. ¡Vamos, sé que estás deseando poseerme sobre ese ridículo altar!

El párroco PETER GRANT, hechizado y seducido por la CONDESA SARAH, trató de salir del círculo, pero su amigo HARRY STONE se lo impidió. Como consecuencia de ello, su reacción no pudo ser más furibunda y contradictoria. La CONDESA SARAH había conseguido abducir a PETER GRANT.

PETER GRANT
(Agitado)
¡Harry, déjame ir! ¡Tengo que ir! ¡Ella me está llamando! ¡Tengo que ir!

HARRY STONE
(Con voz alta y firme)
¡Peter! ¡Tú eres un siervo de Dios! ¡No puedes traicionarle! ¡En nombre de todo lo que es sagrado! ¡Te ruego que resistas! ¡Puedes lograrlo! ¡No te dejes vencer por ella!

PETER GRANT se estremeció y comenzó a recordar quién era, abrazándose visiblemente aterrorizado a HARRY STONE.

PETER GRANT
(Confuso)
     ¿Dónde estoy? ¿Quién soy?

Muy frustrada al ver que había perdido el control sobre PETER GRANT, el odio retornó a las facciones de la CONDESA SARAH. HARRY STONE agarró con su mano derecha el crucifijo que colgaba de su cuello y se lo mostró a la espantada CONDESA SARAH.

HARRY STONE

¡Retrocede, criatura infernal! ¡Regresa a tu impío refugio! ¡No herirás a nadie más en el mundo! ¡Tu fin está cercano!

CONDESA SARAH

¡Arrgghh! ¡Maldito seas, Harry Stone! ¡Maldito seas para siempre!

La CONDESA SARAH retrocedió, retorciéndose de dolor, atravesó el círculo de flores, y se introdujo en el sepulcro. En ese instante, el sol iluminó ampliamente la Iglesia y ambos supieron que el peligro había pasado. Entonces, HARRY STONE y PETER GRANT se acercaron al sepulcro. Allí yacía la CONDESA SARAH, inmovilizada en su muerte aparente, pero cuyas facciones se habían ido lentamente relajando.

HARRY STONE

Y ahora, Peter Grant, ¿Te atreverás a unirte a mí en el acto final de esta misión y me ayudarás a librar al mundo de este horror para siempre?

PETER GRANT
(Excitado y con vehemencia)
¡Por Dios! ¡Claro que sí! ¡Dime que es lo que he de hacer, Harry!

HARRY STONE

¡Debes ayudarme a sacarla del sepulcro! ¡No temas! ¡Ya no puede hacernos ningún daño!

Así, con indisimulable repugnancia, ambos procedieron a la tarea y tendieron a la CONDESA SARAH sobre el enlosado de piedra.

HARRY STONE

Lee ahora el responso por esta miserable y así la liberaremos definitivamente de este infierno en vida que la retiene en la tierra.

PETER GRANT
(Respetuosamente)
¡Oh, Señor nuestro! ¡Haz que el alma de esta sierva tuya descanse en paz! ¡Por los Siglos de los Siglos! ¡Amen!

Acabado el rezo, HARRY STONE tomó la estaca, y sin asomo de duda, la hundió con todas sus fuerzas en el pecho de la criatura. Y como si ésta estuviera aun viva, se retorció y pataleo convulsivamente durante un rato, emitiendo unos espeluznantes chillidos que inundaron toda la Iglesia. Después, para alivio de los dos ejecutantes, pudieron contemplar que una sonrisa de felicidad se dibujaba en la cara del cadáver. Los labios perdieron su tono rojiza, los colmillos se contrajeron, y por unos momentos, HARRY STONE y PETER GRANT, contemplaron el rostro sereno de la bella CONDESA SARAH. Sin embargo, su cuerpo no tardo en volver a convertirse en un saco de huesos polvoriento.

Fundido en Negro de Cierre.

Créditos Finales.
    

     

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